1.  Y olvidó hasta su nombre.

(Dedicado a los enfermos de Alzheimer y sus familiares) 

Amor, no tengas miedo. 

Yo te contaré las cosas que olvidaste. 

“Si registro no guarda tu memoria, el brillo de tu alma tendrá reflejo en mí”.

Y sabrás del sonido del agua que recoge la noria,

de la lluvia salpicando tu rostro.

El olor del jazmín.

Como calman su sed con el rocío las hojas del olivo.

El color aceituna de tus ojos.

El calor de tus manos.

Alargarás tus brazos en los míos y seré yo: tus ojos y tus manos.

Y tus pasos, sin paso, pisadas mías.

Y tendrás en el cuenco de tus manos, la flor del limonero

y al acercarte a mí, sentirás sin saberlo,
el soplo de la brisa y el sonido del viento.

2. Extiendo mis manos cuando los ojos cierro

y mis dedos se abrasan al recordar tus formas.

3. Tu nombre en mi mente se hace eco

y al llegar a los labios me quema.
  

4. Tu mirada seda mi mente,

como lábelo de orquidea:

narcotiza y atrapa.

5. Sólo un instante, amor;

el tiempo justo de respirar el aire que respiras

y contemplar siquiera, la risa de tus ojos.

Porque los ojos ríen como cantan las olas.

6. Pudo ser ayer o una tarde cualquiera,

que el brillo de mis ojos a otros ojos llegaran.

14. ¡Como duele el amor!

ya sea correspondido,

herido o terminado.

¡Como duele el amor! en la presencia

y oculto el sentimiento en un quejido.

¡Como duele el amor! viviendo cada día, muriendo  a cada tramo.

¡Como duele el amor! sintiendo, gozando.

¡Como duele el amor!  “si mi vida, vive, sin tu vida”.

  

17. Sin ti, me quedé como las hojas se desprenden del sarmiento

y volviste a mi umbral, buscando savia nueva,

y ya, el olvido.