PII. 150
Cerré los ojos imaginando un mundo
sin hambre, sin sed, sin odios ni guerras.
Inmensas olas y dentro de su espuma
pan, nieve, agua, semillas y flores,
luz reflejada, llegando a ojos sin brillo.
Bocas sin saliva, manos abrasadas,
brazos extendidos,
cansados de muerte.